En uno de esos dias sin nada que hacer acepté ir a ver una exposición de la colección de grabados de "Los desastres de la guerra". Reuní mi grupo expedicionario (Gonzo, Ignacio y Quique) y emprendimos un viaje hacia el lado más oscuro de la condición humana, la guerra.
No nos costó demasiado encontrar la sala de exposiciones. Una vez dentro una mujer con una sonrisa "postiza" nos da un folleto, del que seguro que no había ojeado ni las fotos. Avanzamos a la primera sala, había una pequeña introducción con la vida y obra del genio aragonés, unas vitrinas con herramientas para realizar grabados (con su respectiva etiqueta explicativa) y varios carteles con la explicación de la técnicas de grabados.
La siguiente sala era el plato fuerte, ante mi una sala en penumbra con vitrinas, que contenían los grabados. Todos los grabados te mostraban un mundo oscuro, decadente, fanático y sobre todo cruel y violento. Algunas te impactan, otras te llenan de antibelicismo, etc. El genio del aragonés me asombró más de lo que esperaba, no es lo mismo ver los grabados como ilustraciones de un libro de historia de bachillerato. Hubo varios grabados que me serán difíciles de olvidar por su crudeza, pero bueno como todo lo bueno es efímero la visita termino.
Como apunte gracioso del dia, cuando estaba yo ojeando el grabado dedicado a Agutina de Aragón una viejecita se chocó de frente contra el cristal de la puerta. Se que es cruel decirlo pero es que difícil estar allí y no reírse.
<<La gloria o el mérito de algunos hombres es escribir bien; la de otros no escribir nada.>> Jean de la Bruyere, escritor francés.
domingo, 22 de marzo de 2009
jueves, 12 de marzo de 2009
Intercambio Salamanca-Zaragoza II
[...] miles de cosas me atravesaron la cabeza y me impidieron pensar. Después de ese parentesis parecía que mi cabeza comenzaba a arrancar después de ese letargo. Una vez se arranca la cabeza, todo va como la seda. El cuerpo te responde a pesar de estar 6 horas inmóvil. Tu cabeza decide que debes moverte de allí o la gente pensará que eres idiota. Subí por unas escaleras mecánicas y me fuí reuniendo con mis amigos y hermana.
Se podría decir que aquí empieza el baile. Mi hermana, Claver, Luismi y yo, menudo cuarteto, pues allí estabamos los cuatro esperando al autobus, hablando sobre cosas poco importantes, o quizás lo eran y la lejanía de los hechos y mi memoria no lo recuerdan. Pero algo que si recuerdo es la observación de Luismi, me dijo que tenía acento gallego, ¡¿Yo acento gallego?!
Cubiertas las necesidades básicas (comida, agua...), se acordó comprar alcohol que pagó amablemente Claver. El encierro en casa de Luismi fue algo extraño, porque el acomodamiento llegó hasta límites insospechados, llegando a usurpar las alpargatas de estar por casa de su tio. El pro se convirtió en nuestro pasatiempo preferido. A media tarde ocurrió un hecho que nos iba a marcar para el resto de la noche: Luismi nos engancho a un video muy peculiar, Tuneame Doctor. La canción de este video se convirtió en la canción popular del intercambio.
Silenciosamente se acerca la noche, el sol lanza sus últimos rayos y se esconde. Llegan dos más: Kadu y Kast, el dúo dinámico, y con esta venida se completa el aforo de la noche, o eso era lo que creíamos. Una llamada, una alegría, Oskar se dignaba a asistir al evento, pero llegaría tarde.
El tiempo pasaba y la play se comenzaba a calentar de tanto jugar al pro. De repente otra llamada...
Se podría decir que aquí empieza el baile. Mi hermana, Claver, Luismi y yo, menudo cuarteto, pues allí estabamos los cuatro esperando al autobus, hablando sobre cosas poco importantes, o quizás lo eran y la lejanía de los hechos y mi memoria no lo recuerdan. Pero algo que si recuerdo es la observación de Luismi, me dijo que tenía acento gallego, ¡¿Yo acento gallego?!
Cubiertas las necesidades básicas (comida, agua...), se acordó comprar alcohol que pagó amablemente Claver. El encierro en casa de Luismi fue algo extraño, porque el acomodamiento llegó hasta límites insospechados, llegando a usurpar las alpargatas de estar por casa de su tio. El pro se convirtió en nuestro pasatiempo preferido. A media tarde ocurrió un hecho que nos iba a marcar para el resto de la noche: Luismi nos engancho a un video muy peculiar, Tuneame Doctor. La canción de este video se convirtió en la canción popular del intercambio.
Silenciosamente se acerca la noche, el sol lanza sus últimos rayos y se esconde. Llegan dos más: Kadu y Kast, el dúo dinámico, y con esta venida se completa el aforo de la noche, o eso era lo que creíamos. Una llamada, una alegría, Oskar se dignaba a asistir al evento, pero llegaría tarde.
El tiempo pasaba y la play se comenzaba a calentar de tanto jugar al pro. De repente otra llamada...
lunes, 9 de marzo de 2009
Ser becario...
Podría continuar la historia del intercambio, pero no va a ser así. Os voy a hablar de algo menos interesante, y por supuesto mil veces más soporífero, mi experiencia como becario. La pregunta del millón, ¿porqué no continuas con la bonita y etílica historia del intercambio? Porque prefiero que macere un poco más en mi cabeza, hasta que se contamine o se empape del resto de cosas que en ella descansan. Otra buena pregunta sería: ¿Qué cojones hace Ferraz haciendo de becario? pues es muy simple, dos créditos de libre elección.
Como toda historia, independiente de que sea buena o mala, tiene un inicio. Esta no va a ser menos que el resto y la tiene. Una llamada, visita al despacho de la directora, una proposición indecente, un período para pensarlo, una respuesta afirmativa y tres jóvenes estudiantes de historia y uno de física hacen de becarios en un congreso que habla sobre mujeres en el periodo entre 1931-1975.
Fue toda una experiencia, muy divertida. Además me di cuenta que el trabajo de becario no es tan duro como lo pintan, el tener consumiciones gratis en la cafetería de la facultad ayuda a cambiar mi visión. Hubo ponencias sublimes y otras penosas, pero ya me encargue yo de no asistir a ninguna de las penosas. Conocí a gente realmente buena en su campo, me relacione con historiadores. A por cierto no es una leyenda urbana, cuando reunes a muchos historiadores juntos no hacen más que hablar de historia. Espero repetirlo y pasármelo mejor en la siguiente ocasión, que será en Abril y con tres créditos de libre elección. Me despido desde algún lugar.
Como toda historia, independiente de que sea buena o mala, tiene un inicio. Esta no va a ser menos que el resto y la tiene. Una llamada, visita al despacho de la directora, una proposición indecente, un período para pensarlo, una respuesta afirmativa y tres jóvenes estudiantes de historia y uno de física hacen de becarios en un congreso que habla sobre mujeres en el periodo entre 1931-1975.
Fue toda una experiencia, muy divertida. Además me di cuenta que el trabajo de becario no es tan duro como lo pintan, el tener consumiciones gratis en la cafetería de la facultad ayuda a cambiar mi visión. Hubo ponencias sublimes y otras penosas, pero ya me encargue yo de no asistir a ninguna de las penosas. Conocí a gente realmente buena en su campo, me relacione con historiadores. A por cierto no es una leyenda urbana, cuando reunes a muchos historiadores juntos no hacen más que hablar de historia. Espero repetirlo y pasármelo mejor en la siguiente ocasión, que será en Abril y con tres créditos de libre elección. Me despido desde algún lugar.
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