Podría continuar la historia del intercambio, pero no va a ser así. Os voy a hablar de algo menos interesante, y por supuesto mil veces más soporífero, mi experiencia como becario. La pregunta del millón, ¿porqué no continuas con la bonita y etílica historia del intercambio? Porque prefiero que macere un poco más en mi cabeza, hasta que se contamine o se empape del resto de cosas que en ella descansan. Otra buena pregunta sería: ¿Qué cojones hace Ferraz haciendo de becario? pues es muy simple, dos créditos de libre elección.
Como toda historia, independiente de que sea buena o mala, tiene un inicio. Esta no va a ser menos que el resto y la tiene. Una llamada, visita al despacho de la directora, una proposición indecente, un período para pensarlo, una respuesta afirmativa y tres jóvenes estudiantes de historia y uno de física hacen de becarios en un congreso que habla sobre mujeres en el periodo entre 1931-1975.
Fue toda una experiencia, muy divertida. Además me di cuenta que el trabajo de becario no es tan duro como lo pintan, el tener consumiciones gratis en la cafetería de la facultad ayuda a cambiar mi visión. Hubo ponencias sublimes y otras penosas, pero ya me encargue yo de no asistir a ninguna de las penosas. Conocí a gente realmente buena en su campo, me relacione con historiadores. A por cierto no es una leyenda urbana, cuando reunes a muchos historiadores juntos no hacen más que hablar de historia. Espero repetirlo y pasármelo mejor en la siguiente ocasión, que será en Abril y con tres créditos de libre elección. Me despido desde algún lugar.
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